MONROVIA / Con cariño, James Doe limpia el letrero de su pequeña tienda. Se llama como su mujer. Vende licores, azúcar, y polvo de mandioca, en un sencillo colmado de madera sin electricidad, pero muy concurrido.
https://elpais.com/internacional/2017/10/29/actualidad/1509288176_386631.html